miércoles, 26 de noviembre de 2014

Primera Página



          Cuando uno escribe siempre lo hace contra el tiempo. El tiempo que se ha ido, el tiempo que no ha llegado pero que, sin duda, llegará para irse y, de paso, llevarse, como poco, una parte de nosotros, de todos nosotros.
Al escribir -mientras se escribe y se observa como la afilada punta de grafito del lapicero, el filo acerado y cromado del plumín se deslizan sobre el papel- se mira a los ojos del tiempo. Se le mira cara a cara y le decimos "estoy aquí porque he venido". Tampoco, ciertamente, le podemos decir más. Pero estamos aquí. Es suficiente. Él ya lo entiende.

Era una tarde de lluvia.


Llovía y Elisa, nuestra protagonista, escogió su mejor cuaderno (un precioso ejemplar forrado en piel y cuyo punto de lectura es una de esas cintas para el cabello con las que, hace ya muchos años, se sujetaba el pelo) su mejor pluma y un parque de la ciudad. En el parque, mientras paseaba bajo su paraguas, buscó un banco para sentarse. Era otoño, principios de otoño, y a su alrededor los álamos ya comenzaban a dorar sus hojas. También le llamaron la atención las golondrinas que comenzaban a agolparse en las ramas de las árboles para iniciar su largo viaje. "Pero volverán", pensó, "ellas siempre vuelven". Se sentó en el banco, bajo su paraguas, abrió su cuaderno y, de repente, era la primera vez que le sucedía, se encontró, frente a frente, contra el tiempo. Sonrió y pensó que no le tenía miedo, que ella estaba allí y que eso era todo. Entonces escribió. Después de hacerlo, releyó aquella frase y se dijo a sí misma que era terrible, pero también que, veinte años después, con toda probabilidad, lo único que quedaría de la joven que ella era en ese instante, sería esa frase. La frase que había escrito en la primera página de su cuaderno:

                                            "Yo, Elisa, me prometo a mí misma, que en el día de mi cuarenta cumpleaños, después de soplar las velas del pastel, me pegaré un tiro".

                                              



El cuaderno de Elisa ha sido publicado por Editorial Ñaque en el mes de noviembre de 2014. Si se desea más información sobre la obra, en la página web de la editorial se podrá tener acceso a ella.

La primera representación está concertada para el 1 de febrero de 2015 y está producida por Till-Tall Grup de Teatre.